Pese a que los dirigentes nacionales suponen que las personas solo esperan que se les hable de como se gestiona la crisis, hay una diferencia muy grande entre el transitar por la pandemia y el planificar como se empieza a reconstruir la sociedad. Y habrá que reconstruirla porque quedará una sociedad diezmada por este virus y por las consecuencias económicas que dejará la cuarentena a su paso.

Que aquel que se supone el mayor exponente de la oposición, Horacio Rodríguez Larreta, diga “ni a mí ni a ninguno de mi equipo nos escucharán hablar de política porque hoy la gente quiere vernos trabajar a todos juntos” es un error conceptual importante. Que, además, demuestra la pérdida de sensibilidad política. Porque una cosa es decidir por los datos de las encuestas, que es lo que se está haciendo, y otra cosa es decidir por caminar el territorio, hablar con las personas, empatizar con ellas y buscar soluciones a sus problemas.

La actual dirigencia política nacional está agotada. Y la cuarentena les quitó las pocas energías que les quedaba para seguir.

Por eso, los ciudadanos de a pie están ansiosos de que alguien, hablándoles de frente y con política, les diga cómo se sale de este estado actual de parálisis generalizada en el que se introdujo la Argentina, y que por 70 días lo único que hacen los canales de televisión y la gran mayoría de los medios de comunicación es contar infectados y muertos por Covid-19.

Evidentemente, la pelea de fondo es por el poder.

No hay que tomar a la gente por estúpida. Todos saben que, detrás de ese tema que se ha consensuado que tiene que ser el único en la agenda, hay otros muy importantes y de gran afectación para el común de los argentinos, que son invisibilizados. Uno de ellos es la economía. Otro es la inseguridad. Y también está la pérdida de derechos constitucionales a manos del aislamiento social, preventivo y obligatorio, que se parece a un estado de sitio de hecho sin ser declarado por el Congreso Nacional. Por eso la imagen que ilustra este articulo no pertenezca a un medio del país sino a France24 (¿será que tendremos que volver a prestar atención a los comunidadores de afuera para enterarnos que pasa adentro?)

Evidentemente, la pelea de fondo es por el poder. Los que están en lugares de gestión apuestan todo a mantener el status quo evitando la discusión de fondo de los temas. Y saben que la gente en las casas y la dirigencia opositora adormecida es sinónimo de nula posibilidad de discusión del poder real. Entonces una cosa alimenta a la otra: más cuarentena más poder para los que hoy están en los cargos públicos ejecutivos. Muy simple.

Sin embargo, el problema de fondo es que la situación actual no durará para siempre. Y como se sale de ella es el gran dilema a resolver. Nicolás Macchiavello escribió que atemorizando al pueblo se garantiza la instalación de la forma de gobierno. Cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia. ¿O no será tanto?

Lo que sorprende no es que los gobernantes abonen esta teoría. Sino que los que no gobiernan la crean al punto de no levantar la voz. De no salir a la calle a manifestarse en pos de la libertad.

Definitivamente, la cuarentena no solo va a dejar más pobreza en el país. Va a dejar más riqueza entre quienes se atornillan al poder. Y debería sentar las bases para el surgimiento de una nueva clase dirigente, honesta, emergida del común de los argentinos y que pueda plantarse de cara a las personas, con fundamentos sólidos para ser reemplazo de la actual levantando las banderas de la dignidad y la libertad. Parece mentira que a más de dos siglos aun estén vigentes y latientes con necesidad de ser exaltados, los valores de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.

Matías Frati
Periodista Especializado en Economía
Director de EL GUARDIAN MDP
Email: redaccion@elguardianmdp.com