La posibilidad de que Lionel Messi no se vaya del Barcelona, tal como lo había planteado el propio jugador, empieza a barajarse casi como la alternativa más certera en el momento.

El club tiene una cláusula de finalización de contrato anticipado de 700 millones de euros, que debería ser abonada por aquella entidad que pretendiera los servicios del futbolista, antes de que se venza el vínculo que mantiene con el equipo catalán.

Pero con la vigencia de dicha cláusula y los tiempos tan estrechos entre el vencimiento definitivo del vínculo y la actualidad (el contrato vence en junio del año que viene) lo prudente sería que juegue con el conjunto blaugrana hasta ese entonces, y luego quede en libertad de acción, y con el pase en su poder.

La telenovela que empezó la semana pasada con el famoso burofax, donde el argentino planteaba que no quería jugar más en Barcelona, comienza a entrar en la fase del desenlace: porque no hubo en estos días oferta real y concreta seria que se le pusiera sobre la mesa a Barcelona para llevarse a Messi y porque corren los días y el propio delantero tiene que tener un horizonte laboral para el año que va a comenzar, deportivamente.

Así las cosas, pese a ser el más deseado por la inmensa mayoría de los simpatizantes del fútbol y que los clubes quisieran tener en sus planteles, todo parece que el final está cerca y que, como ha sucedido antes, no habrá final.