Que la carne picada sea uno de los productos de la canasta de alimentos que más se haya incrementado en un mes, al punto de ser medida en un 9,3% para el mes de mayo, es un síntoma que preocupa.

Ayer, con la difusión del índice de precios al consumidor (inflación) que dio 3,3% según el INDEC, el organismo también reconoció que la picada se fue para arriba.

En Mar del Plata ocurre que, además, hay una gran dispersión en los precios del mismo corte entre las carnicerías de las cadenas de ventas. Por ejemplo, el kilo de carne picada en Raffe está $ 419 mientras que en El Mudo llega a $ 499. Es decir, un 20% entre ambas.

Un apartado reservamos para Los Reseros: de movida el precio es de $ 499 pero cuando no hay ofrecen a $ 600 en un mix de roas beef, paleta y otros cortes que cuestan más caros. La pregunta, entonces, es ¿de qué es la carne picada tradicional si no se conforma con retazos de esos cortes?

Si alguien va a recorrer carnicerías de barrio va a encontrar dos rasgos: que la calidad es inferior a la de las cadenas y que, en algunos casos, los precios son más caros.

Para el final, algunos números que surgen de los datos oficiales dados a conocer por el INDEC. En mayo, la paleta aumentó 6,7% a un precio de $ 659 en mostrador. La nalga trepó un 5,9% para un precio por kilo de $ 759; el cuadril sigue la relación de la nalga con un aumento de 5,7% y un precio de $ 729 a $759 según la carnicería.

Y el asado aumentó, este mes -porque antes venía subiendo mucho- solo un 4,7% para llegar a un precio de $ 519 a $ 649 según el lugar donde se lo busque. En algunos supermercados, en el acuerdo con el Gobierno, se encuentra a $ 369.