La posibilidad de que la Argentina puede renegociar la deuda aparece, luego de la contraoferta que enviaron los bonistas al Gobierno a finales de la semana pasado, como algo factible.

Claro que también se habla de la necesidad de que, para llegar a eso, se evite caer en default el próximo viernes 22 de mayo. Para hacerlo, el Gobierno debería pagar u$s 503 millones. La suma no es imposible, si se tiene en cuenta que es casi el equivalente a lo que el Banco Central ha dispensado para contener al dólar en los últimos 30 días.

Hay quienes sostienen que "caer en default por un monto tan pequeño es absurdo". Y en parte pueden tener razón, máxime si pagar a tiempo habilita una renegociación más profunda y mejor para la Argentina. La deuda a arreglar es de u$s 68.000 millones, lo que requiere una ingeniería más afinada para la reformulización de los compromisos.

En el horizonte cercano o inmediato aparece la fecha clave del próximo viernes. Después habrá tiempo para todo lo demás. En concreto hay una ventana de oportunidad para sortear el trago amargo. Y serán el Presidente Alberto Fernández junto al Ministro de Economía Martín Guzmán los que tengan la voz cantante y la lapicera para firmar un eventual arreglo que le permita al país ganar tiempo en pos de algo mejor.