Dos nuevos pacientes ingresaron a tratamiento por Covid-19 en Mar del Plata, y la lista de personas que sigue contrayendo la enfermedad se extiende.

Afortunadamente solo hay que lamentar dos víctimas fatales, por ahora, que se dieron en los primeros tramos de la pandemia en nuestro país. Desde entonces hubo casos de infectados que, paulatinamente, se fueron negativizando con el paso del aislamiento y el curso de la enfermedad.

Mar del Plata fue de las ciudades que mejor entendió aquello de "quedarse en casa" en el comienzo. Pero luego se fue pareciendo más al resto de las ciudades grandes como Capital Federal o algunas del conurbano bonaerense, donde la gente se distendió más que en el interior del país.

No es casual que así sea por dos motivos: el efecto emulación es claro, cuanto más actividades pueden ir liberándose del aislamiento más gente circula, y los que no están autorizados creen que los que salen lo hacen por su cuenta, generando una laxitud de hecho en quienes no deberían salir todavía; y porque 60 días de confinamiento es demasiado para cualquier persona a la que se le pide que se quede adentro pero no tiene recursos para pagar sus compromisos y se le dificulta juntar el dinero para comer.

En este marco, la responsabilidad individual tiene un peso mayor. Porque es casi inevitable que haya que abrir más la cuarentena, pero es casi un hecho de que la circulación comunitaria del virus nos acompañará por meses.

Ser factor del cambio no es una expresión que se declame. En este caso es fundamental entender que el cambio es adoptar las conductas sociales elementales para evitar el contagio y diseminar el virus.